viernes, 12 de mayo de 2017

"Cada uno es dueño de dar con su cabeza en la pared que quiera"

Se esconden de la luz.  Evitan toda voz.  Se disfrazan y mienten.  Se ahorcan en su almohada.  Y gritan alto.  Tan alto gritan.  Tan alto.  Tan lejos.  Tan llenos.  Tan hijos de puta.  Tan sordos.

Son como un alud.
Como un disparo a bocajarro en la sien.

Si les llega tu olor, saldrán de las cavernas.  Y te morderán.  Te devorarán.  Te arrancarán toda paz.  Te devolverán tu humanidad.  La más antigua.  La más remota.  La más violenta.  La más real.

Son como bestias.
Como fieras que esperan escondidas el momento de saltar.

Saben destrozar.  Saben dónde buscar.  Lo saben todo.  Saben a verdad.  Huelen a desastre, y a mierda.  Apretarán y exprimirán tu pecho para vaciarlo del todo.  Para llenarlo de nuevo.  Para obligarte a saltar.  Y dolerá.

Son como una frase impronunciable.
Como pájaros enjaulados que anhelan la libertad.

Y vuelan.

Y huyen.

Y vuelven.


Y no se irán jamás.

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