domingo, 15 de marzo de 2015

2.491,1

Disparó, y fue como un alud.

Otra vez.

Se comió lo poco que me quedaba de corazón, sabiendo que latía por ella.  Me vomitó su pasado en la cara, limpiándose en mi espalda la mierda que le recorre las manos.  Luego me arrancó las entrañas, y ahora descansa tranquila.

Siempre me ha estrujado el alma hasta exprimirla,
y yo siempre le he dicho que sí.

En mi garganta vive un silencio frustrado, una explosión que nadie ha visto, y que ella nunca entenderá.

Esperar es desesperante cuando nunca se llega a ningún sitio, y abrir ventanas sólo sirve para ver con más claridad las sombras.

Mejor cierro con llave.

Olvídala de una vez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario