lunes, 4 de junio de 2012


Recuerdo que apenas pasan diez minutos que estábamos soñando, apenas un rato, un solo instante.  Se te escapa una sonrisa, los ojos te brillan al mirarme.  Me abrazas y me cuentas la mejor de las noticias (creo que me va a explotar el pecho, creo que una carcajada alegre se me escapa de la boca).  Te sientas en el sillón y una sola palabra mía te cambia el gesto, me lo cambia a mí, y ya casi ni te miro, y las manos se me llenan de furia, una furia pesada que apenas puedo ni mover…  Y la arrojo contra ti, pero ni siquiera te toca.

Acabo de despertarme en mitad de ningún sitio.

Busco entre las sábanas por si aún queda algo de ti, pero no encuentro más que un montón de magia rota y abandonada que has dejado de cuidar, y veo cómo se apaga su brillo, y no la puedo reanimar.  La amontono en el mismo cenicero donde voy tirando mis neuronas, reduciéndolo todo a cenizas, y la miro consumirse, y se me frustra la impotencia de tanto querer hacer y toparme de golpe contra un muro gigante e imposible de saltar.  Ya me sangran los nudillos por gritar tanto en esta batalla absurda, ya no sirve de nada seguir luchando.  Abandono, no puedo más, he perdido nuestra guerra.

Me retiro derrotada a meterme en la basura, y me escondo de tus pupilas, no soporto que me mires, no soporto que me hayas ganado en lo que jamás debió ser una competición.  No, cariño, NUNCA ha habido ningún tipo de competencia, NUNCA hubo ningún interés oculto, NUNCA quise de ti nada que tú no quisieras regalarme, NUNCA he querido quererte, y NUNCA me imaginé perderte, al menos no de esta manera.

Y mientras me lamo las heridas, voy haciendo el recuento de las bajas.  Espera, que antes de ponerme a pensar tengo que embriagar un poco mi mal humor, que la sed no se me pasa por más que trago, y desespero.  Y otra vez más rabia, rabia de esa que pesa, de esa que ahoga y se me anuda en la garganta.  Quiero vomitarlo todo, hasta esa palabra más pequeña y rebuscada, hasta esos minúsculos momentos en los que la duda me tentaba a enterrar nuestra historia en la fosa común.  Todo, ahora quisiera escupirlo todo, ya no lo quiero…  Y si lo quiero, no quiero quererlo.

Se me han aparecido de golpe los fantasmas, y se me ha olvidado cómo hacerles frente.  Finjo, finjo todo para no asustarme, y tengo frío, y se me apartan las palabras.  Cuánto vértigo…  Pero no soporto el (TU) silencio.  He perdido los papeles, me he caído entre las sábanas.  Soy pequeña, muy pequeña, y creo que algo me aplasta.

Sigo fingiendo…

Y al volver esta mañana me topé con el vacío, todo blanco, sin sentido, el silencio contra mis gritos.  Y noté cómo un cristal se me rompía en el pecho, en mil pedazos, sin hacer ruido.

Te doy las gracias con chocolate, y corro a esconderme para que no puedas ver cómo me apago, y no te asuste mi cadáver.

Un abrazo entre las lágrimas…
                                                     …y hasta siempre, Pelirroja.

                                                                                                         --->MiÉrCoLeS^^



      
Me moriré de ganas de decirte tantas cosas, de quererte tantas veces, de arrancarme del costado las yemas de tus dedos, que ahora queman de tanto frío.  Y ojalá que alguien me pare al perseguirte en esta mínima distancia, que se rompa ya ese hilo que aún te ata a mi cerebro, y que deje de esperarte, y parar ya de correr.  Estoy cansada…  Me duele todo (PÁRAME).

(Lo que mata no es el amor…
                                         …sino la ESPERANZA)

No hay comentarios:

Publicar un comentario